2 de agosto de 2010

7.Un chico encantador

Fue de esos jueves en que empezó a cambiar el tiempo, que si jersey de cuello alto, o camisetas arremangadas. Esta vez me tocó pasar la última hora en una clase de 2º de secundaria, unos mocosos pero simpáticos, no nos conocíamos y bueno, no era plan de tenerles con ejercicios hasta el cuello para un rato que quedaba. Carol me seguía acompañando en esa hora, y esta vez nos dedicamos a hablar ya que ninguna hacía nada importante. Leí uno de sus textos, espectacular, fue por el cual me enteré que era ella la que escribía y no que los buscaba en Internet, aún me quedé mucho más asombrada. Luego se sentó en mi silla y empezamos a realizar una especie de radar de los compañeros de Carol, sobretodo de sus amigos, su grupo, o sobre la nueva colocación. También se desahogo un poco.
Este mismo día hubo un gran malentendido en su clase, un alumno arrogante y grosero, salió de sus vías y se empotró contra el jefe de la estación. Me dirigió una docena de insultos, yo le hubiese seguido, pero me abstuve, y le eché. Salimos y me lo llevé a la directora. Fuera se le acabó el combustible, dijo que no era necesario, se me puso a llorar, pero las palabras duelen, incluso a una profesora que había visto de todo. Pero también duele que los demás alumnos se callen, como si no hubiesen visto ni oído nada. Duele incluso por parte de Carol, aunque sólo hasta un punto. Después del enfrentamiento bajé al patio, donde se relajaban los alumnos, y estuve contándole lo sucedido a la tutora de Carol y su clase, cuando Carol llegó.
-Hola-se dirigió a las dos.-Inés, ¿cómo estás con lo de Miguel?
-Pues la historia no sé como habrá acabado... La directora pondrá el punto y final, luego irá a daros una charla sobre ese comportamiento, también iré yo, y la tutora- dijo señalándola.-Aunque vosotros deberíais haber dicho algo también...
-Puede que sí,pero créeme, nos quedamos en tal estado de shock como tú, en blanco, jamás pensamos que sería capaz de decir tales barbaridades. Lo siento...
Ya después del sermón, en la última hora que estuve con ella, hablando de todo lo que dije al principio, me volvió a pedir perdón,y unas cuantas veces, hasta que la convencí que no pasaba nada, que ya todo había pasado. Al final sonó el timbre, hora de ir a casa. Le cogí la mochila a Carol, y ella preocupada me dijo que si me ayudaba con el maletín, negué, no podía coger peso y la estaba ayudando. No alardeo, creo que era lo más justo que debía hacer por ella. Fuimos a recoger a Diego,su hijo, luego la acompañé hasta donde dejar la mochila. Nos despedimos con un gran gracias.

6 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu comentario:)) el premio es también para todas las personas con las que sonrío y a quienes leo:))) hummm creo que es tu caso! Jejeje :)) cada vez me intriga más Carol:)) biquiñossssss

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  2. A mi todo esto cada vez me intriga más. No dejes nunca de escribir.

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  3. suspensooo.

    regresare a leerte.
    un saludo desde la lejania.

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  4. Me parece patético el comportamiento de algunas personas :(
    yo también te sigo!

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  5. Me alegro de que te guste ;) En las circunstancias de mi protagonista, tampoco sé lo que haría. Nunca sabes cómo vas a reaccionar hasta que te ves en la situación.

    Por cierto, me gusta cómo escribes. ¡Saludos!

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  6. Qué misterio Clau!
    Gracias por pasarte, besos!! :)

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