8 de julio de 2010

¿Dónde está mi interruptor?


Paseaba sin prisa por uno de los paseos más largos de la ciudad, camino a la tienda para fotocopiar unos apuntes, y de paso imprimir algunas fotos para su corcho. Llevaba una suave sudadera atada a la cintura que a veces tenía que colocarse ya que se caía al andar. A pesar de ese diminuto inconveniente no le molestaba nada más, llevaba la música de su i-Pod casi al máximo y sus dos auriculares azules en sus orejas y el cable caía pareciendo un collar.
Era un día normal, una mañana tranquila sin ningún mareo, la llegada a casa fue un poco más brusca. Su cabeza ya planeaba lo que hacer esa tarde y el fin de semana, pero se le olvidaba un pequeño detalle, su madre siempre le fastidiaba algo, y esta vez fue esos tres días de pequeñas vacaciones, puesto que haría de niñera de su hermano pequeño. Madre, hermano... tss! Intentó convencer a su madre pero fue inútil, comió lo mínimo y se encerró en su habitación dispuesta a acabar cuanto antes de estudiar y salir de aquella casa cuanto antes.
Y así lo hizo, sobre las cinco y media se cogió un Kit-Kac y se despidió con un adiós y un mediano portazo. Ahora estaba llegando a la papelería, le faltaban unas dos calles...
Su madre no era el único problema. Tenía amigas, pero siempre le fallaban por algunas cosas. Fíjate, la semana pasada perdió a una y aún ella no sabe el porqué. Y encima a la que ella consideraba su mejor amiga. Se conocían desde los cuatro. Y no sabía porqué.
Pensar en todo esto, con la música sonando en su oreja de fondo, no le provocaba nada más que una depresión constante y unas ganas de dormir tremendas, probó con el medicamento del chocolate, pero no ahogó sus penas.
Ahora, al ir desconectando la música y guardarlo en el bolso para entrar en la tienda, ella tropieza, pero con su propia vida. Cae, y no hay nadie para socorrerla, su mundo se apaga, se inunda, se quema. Y no tiene a ningún socorrista que la salve.
Cuando tu vida se apague y sea en blanco y negro, busca su interruptor, enciende la luz, algo habrá que te llene de vida. Si no, siempre puedes recurrir a música bien alta y un buen helado de chocolate, si no funciona pide ayuda. Pero siempre ten encendido tu mundo.

5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho. La idea del interruptor, sublime.

    Saludos,
    Sara.

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  2. Si fuera tan facil como encender el interruptor no apreciariamos los buenos momentos ^^
    Me ha gustado la idea.
    Saludos!

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  3. Buena reflexión :)

    Muy ingenioso lo del interruptor!^^

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  4. Claudia, yo no culpo a ninguna de las dos y sabes que es asi.
    Pero tambien lo que tengo claro es que esto ha acabado asi porque la discursion empezo en un mal momento, entiendelo.
    Además arreglarlo es cosa de las dos y espero que sea lo antes posible :)
    Un beso.

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  5. Me encanta el helado de chocolate =)

    Un besito =)

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