5 de mayo de 2010


Me sentía sola cómo la primera flor de la primavera, cómo la primera hoja caída del otoño, el primer copo de nieve en el invierno, cómo cualquier chica que busca un lugar dónde sentirse a gusto.
Eso era lo malo, a pesar de estar protegida por un fuerte corazón en su interior, por dentro era cómo un pequeño esplendor que latía duramente a pesar del esfuerzo.
Por mas que me encerraba en mi armadura, todos los insultos eran más fuertes y la atravesaban. No había escudo ni espada capaz de retenerlo, todavía intentaba averiguar cómo sobrevivir a ellos.

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