18 de noviembre de 2010

21.Una felicidad inmensa.

Las cosas no son siempre como una quiere, no siempre se hace lo que se quiere, pero sí siempre se consigue lo que se lucha.
Carol sabía que hoy era lunes, que tenía un examen de francés y que el recreo lo cuidaban Inés y demás profesores, por lo que estaba en proceso de idear un plan para ir a hablar con ella, pero su amiga Sofía, tenía la mente hecha un laberinto con tantos sentimientos y además incapaces de resolver por su falta de eficacia y su vergüenza. Pero Carol luchaba, y no iba a impedir que nadie se interpusiera en su camino, por lo que ya los últimos minutos de descanso, subiendo las escaleras, se fijó en que su profesora iba por detrás de ella, y en un reposo, se detuvo a esperarla, y con una sonrisa comenzó la conversación, esta vez tan afable, abierta, sincera...
-Hola Inés, ¿qué tal el finde?
-Muy bien, descansando... -respondió como un acto reflejo. Ya Carol iba a desistir en esforzarse cuando Inés le dijo.- Le enseñaste muy bien al muchacho ese en la recuperación, ¿cómo se llamaba?
-Jaime, ¿ha aprobado?
-Sí- respondió Inés asintiendo con la cabeza.
-¡Qué bien! Por cierto, ¿no has traído a los niños al mercado medieval?
-Uis ¡ha sido este fin de semana! Ni me he acordado si quiera, mira que dije que les iba a traer... Bueno Carol, me quedo en este pasillo para ir abriendo las clases. Adiós.
Fue subiendo Carol las escaleras ya feliz de la vida, gritando que le esperase Sofía, cuando escucha una voz por detrás llamándola.
-Carol, fíjate, me vengo al final por aquí, se me ha adelantado Angélica.
Carol la sonrió como nunca, la más feliz de los jóvenes en ese momento, dispuesta a reconocer por una vez que Inés seguía ahí, que seguiría luchando con ella, aunque Sofía a veces la impulsaba a desistir. Tenía que seguir luchando por la sonrisa más bonita.

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