1 de julio de 2010

Pequeñas y frías historias.

Tengo aquí dos fotos preciosas, preciosas en el sentido no cálido y acogedor, sino en lo precioso de los sentimientos, en lo frágil del alma y el dolor de ella.


-Espera atenta. Con la mirada vaga en nada. No es el momento idóneo, pero no es capaz de retenerse, ni sería bueno. Ella se le parece demasiado,es demasiado como ella. Y su cariño, los recuerdos y su falta le hacen mucho daño.
-Un velo ligero y húmedo le cubre repentinamente los ojos. ¿Qué ocurre? ¿Por qué esas palabras penetran y hacen tanto daño? Era odio reflejado en dolor, dolor del que quema, del que no se sacia...
-Es demasiado feliz para ser feliz, por eso llora. No es su mundo, no se lo merece-piensa- Ésto no es lo mío...- No está acostumbrada, y ve lo raro normal cuando su felicidad la persigue y ella huye por miedo a lo normal.
-Se acuesta y piensa sobre el día. Planifica el siguiente. Enciende la alarma del móvil y comprueba si tiene algo nuevo. Nada, como siempre. Coge su libro y lee algún que otro capítulo, pero pronto vuelve su cabeza ella y lo que la quiere, y todas las líneas en el papel la recuerdan a ella, y las lágrimas de buenas noches caen como pastillas para dormir mejor. Ya está acostumbrada, pero cada día cree que había mejorado y la luna la trastorna. Cada vez duele más. Alguna vez no aguantará más. Dejará de llorar y poco a poco morirá, al dejar de llorar porque no le importa nada más, nada más que ella. Morirá porque nadie la entiende. Morirá por ella y nadie se dará cuenta. Morirá y sólo la almohada húmeda recordará las interminables noches cuando ella aún sentía la llama viva dentro de sí y su corazón quería volverla a ver, porque el cariño era mucho más fuerte, hasta que se secó y murió.

1 comentario:

  1. Me ha encantado:)

    Y la niña pequeña de la foto es tan tierna...

    Un besín!

    ResponderEliminar

Es un placer que estés comentando. :)