Carol es una chica animada, normalmente valiente, no muy segura de ella pero con alegría siempre. Lo que duró la semana ardua en la que Carol luchaba por Inés pasó lentamente. Cuatro días en los que Carol veía a su profesora pero ninguna decía nada, a excepción de un día en el que Inés iba hablando con otro alumno y justo al lado pasó Carol, aunque fue sólo un efímero saludo. Pero una noche Carol comprendió que no era lo mejor su actuación, sino que esto únicamente la reconcomía. Y rehusó, se olvidó de ese malentendido y volvió con Inés, a visitarla, a hablarle, a contarle sus preocupaciones y a ver su sonrisa diaria.
Le ha pasado que ha llorado, que ha sufrido un mal día e Inés la ha escuchado.
Le ha ocurrido que ha visto al pequeño Diego e Inés la ha valorado.
La ha sucedido que se ha preocupado por su profesora y ella, Inés, se lo ha agradecido.
Le ha pasado que la ha necesitado, y mucho, e Inés le ha prometido buscar tiempo para ella.
En todas relaciones se pasan malos momentos, personas con las que discutes, lo pasas mal y otras que te mantienen y te ayudan. Esta época indecisa ha sido tiempo de ambas, en las que Carol se sintió mal con Inés, pero era ella en la que se basaba para seguir adelante. Era para ella su meta y su medalla, su esfuerzo y su recompensa, su mérito y su premio.
Carol está ahora más segura, nunca va a caer tan bajo como para dejar de esforzarse por Inés, va a ser feliz, por ella, sus amigas y su profesora, porque mereció, merece y merecerá la pena.